19 enero, 2009

En el aceite de oliva deberían quedar cinco o seis empresas y una gran cooperativa

Europa Agraria pone frente a frente al presidente y fundador de Acesur, Juan Ramón Guillén, y al director general de Hojiblanca, Antonio Luque.

Los dos personajes que en esta ocasión contrastan pareceres para las páginas de EUROPA AGRARIA son todo un referente del sector del aceite de oliva en España. Pese a que uno de ellos, Juan Ramón Guillén se identifica con la empresa familiar y el negocio privado de varias generaciones, y el otro, Antonio Luque, es la viva imagen de las cooperativas agrarias, ambos prefieren reconocerse como empresarios, al margen del tipo de sociedades que representan. Los dos conocedores del sector del aceite de oliva se consideran genuinos luchadores de este sector tan complejo. Es más, durante la conversación se va descubriendo que ambos podrían protagonizar una alianza perfecta de cara a presentar importantes reivindicaciones ante la Administrtación.

Para empezar, Guillén y Luque coinciden en una cuestión que resulta sorprendente a primera vista. Los aceiteros españoles estaban oponiéndose hace poco tiempo en Bruselas a un etiquetado en el que se especificara el país de procedencia del producto, lo que extraña sobre todo cuando históricamente el olivar español se ha visto perjudicado por la agresiva política comercializadora italiana.
“Todos sabemos que se ha vendido mucho aceite español bajo etiqueta italiana, pero lo cierto es que los mercados internacionales están abiertos a los productos europeos Tenemos que defender una imagen a nivel mundial y es verdad que durante mucho tiempo se ha vendido aceite de oliva como italiano cuando no lo es, por eso lo ideal para nosotros sería contar con una etiqueta única con la procedencia de Unión Europea”, asegura Antonio Luque.

“Lo que nos preocupa ahora es ofrecer el aceite que buscan los diferentes mercados”, interviene Juan Ramón Guillén. “Hay que tener en cuenta que hay 140 variedades de aceitunas. En México, por ejemplo gusta el aceite con toque amargo, mientras en Estados Unidos Unidos cada vez triunfa más lo ‘light’ y toman aceite de oliva porque se lo ha mandado el médico”, apostilla este empresario que posee una olivoteca única y que demuestra que además de cuidar su negocio es un enamorado del sector y del producto que elabora.

Tambiérn resalta la dificultad de introducir el aceite de oliva en países sin tradición en el consumo, como China, y cita a Japón como un país interesante para vender, pero matizando que interesa más como producto cosmético o casi como un medicamento.
“Hay que estar muy atentos para potenciar la demanda del aceite de oliva como alimento saludable”, insiste Guillén, quien recuerda que ya en su día se rompieron mitos y tabúes cuando nutricionistas como Grande Covián descubrieron los beneficios de la Dieta Mediterránea y especialmente de esta grasa vegetal de lujo.

Crisis mal gestionada
Hablando de salud, surge en la conversación la posibilidad de que se perciba algún cambio de tendencia en el consumo español tras la alerta sanitaria sobre el girasol lanzada desde el Ministerio de Sanidad la pasada primavera.
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